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11 El Señor mismo da las órdenes al frente de su ejército. Muy grandes son sus batallones, y fuertes son los que cumplen la orden. ¡Grande y terrible es el día del Señor! ¿Quién podrá resistir?(A)

La misericordia del Señor

12 Por eso, vuélvanse ya al Señor de todo corazón, y con ayuno, lágrimas y lamentos.

—Palabra del Señor.

13 Desgárrense el corazón, no los vestidos, y vuélvanse al Señor su Dios, porque él es misericordioso y clemente, lento para la ira y grande en misericordia, y le pesa castigar.

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